Las 4P del Facilitador

Las 4 P del Facilitador

Crear impacto positivo hacia la madurez del grupo logrando procesos sinérgicos que aseguren los mejores y mayores resultados con el menor desperdicio socio-emocional tiene su respuesta en las 4P del Facilitador: Presencia, Permiso, Protección y Potencia.

Facilitar es promover y acompañar los procesos sinérgicos de grupos, organizaciones y comunidades optimizando su capacidad de aprendizaje y auto-desarrollo integral.

La Facilitación se ejerce sobre procesos co-evolutivos que le permitan al grupo superar individualidades y alcanzar su madurez a través de nuevos conocimientos, destrezas, percepciones y significados que le aseguran una mayor autonomía y proactividad al ser capaces de “sinergizar” unos con otros, resolver sus asuntos y establecer un balance entre las necesidades individuales vs grupales en coherencia con los requerimientos del contexto.

Sin duda, el acompañamiento del facilitador en el proceso de crecimiento del grupo hacia su madurez está lleno de escollos que deberá afrontar con un profundo respeto hacia el ciclo de vida del grupo, proponiendo y no imponiendo nuevas prácticas conductuales y actitudinales, desde la ventana de oportunidad que el momento del grupo reclama.


¿Cuáles son esos escollos que frenan la co-evolución del grupo hacia su madurez? En general se trata de patrones de pensamiento y comportamiento arcaicos, generalmente no conscientes, que no se corresponden con los patrones requeridos para alcanzar la sinergia. También están los bloqueos emocionales (miedos, rabias, resentimientos) y las historias guardadas en la constelación grupal (lealtades, atascos, embrollos) que adoptan las formas de resistencias al cambio.


Hacer visible lo oculto y consciente lo inconsciente es la tarea esencial del facilitador para provocar el “darse cuenta” del grupo, es decir, promover el descubrimiento de los “frenadores” que les impide comunicarse mejor, decidir y crear juntos, fluir desde el amor, la gratitud y el compromiso hacia la co-creación sinérgica de los mejores resultados.


¿Cómo lograr ese impacto positivo hacia la madurez del grupo? En mi experiencia facilitadora por más de cuarenta años he encontrado la respuesta a esta pregunta en la práctica de las 4P (Presencia, Permiso, Protección y Potencia) aprendidas en mi formación como Psicoterapeuta de Análisis Transaccional.


La finalidad del Análisis Transaccional es que la persona “desobedezca” el Guion de Vida que lo mantiene atado a programas arcaicos que limitan su libertad y autonomía frenando su potencial de desarrollo. Se busca que la persona re-decida de manera autónoma los pensamientos, actitudes, creencias y emociones en conexión con su Ser Auténtico “Aquí y Ahora”. Los mensajes 4P por parte del Psicoterapeuta ayudan a la persona a lograr su propósito de desarrollar todo su potencial humano de manera auténtica.


Encuentro una gran similitud entre el proceso de cambio y transformación antes descrito y el que requiere un grupo para avanzar hacia la madurez de los procesos sinérgicos.


¿Cómo opera la presencia, el permiso, la protección y la potencia cuando se aplica al proceso grupal? A continuación planteo mi aplicación de estas 4P a la práctica facilitadora:

  • Presencia: Promover y acompañar los procesos sinérgicos exige que toda nuestra energía esté al servicio del grupo, organización o comunidad que está bajo nuestro cuidado facilitador. Se trata de estar presentes aquí y ahora con todos nuestros sentidos, comunicando, sin palabras, que estamos disponibles y dispuestos.
  • Potencia: La potencia se refiere a la capacidad del facilitador para enviar mensajes oportunos que apunten al nudo que tiene atascado al grupo y le impide co-evolucionar sinérgicamente. Se trata de “hacer visible lo oculto y consciente lo inconsciente”, es decir, leyendo el proceso oculto del grupo.
  • Permiso: El grupo necesita sentir que está “permitido” avanzar hacia los nuevos patrones conductuales, actitudinales, emocionales y mentales que están emergiendo, desbloqueando asi emociones, lealtades y resistencias. El facilitador modela y refuerza en el grupo la validez de actuar de una manera distinta ante la tensión creativa que surge del cambio posible para no quedarse estancado en el conformismo, el pasado o el miedo.
  • Protección: Salirse de la zona de confort genera ansiedad tanto en cada persona en particular como en el grupo como totalidad. De esta manera, el “permiso del facilitador para el cambio grupal” debe estar acompañado de mensajes de apoyo que le transmitan a cada miembro y al grupo seguridad y confianza, mostrando aceptación, empatía y compasión hacia la experiencia. Así mismo, es necesario que se resguarden las condiciones que no pongan en riesgo la integridad física, mental, moral y emocional del grupo.


Aquí te he propuesto las ideas más significativas de cómo vengo empleando la presencia, el permiso, la protección y la potencia en el campo de la Facilitación de Procesos Sinérgicos. Será tu intuición y un profundo respeto hacia las necesidades del grupo en su ciclo de crecimiento lo que te marcará la pauta para emplear de manera efectiva estas 4P del facilitador.

Miriam Castillo P.

Directora MCP, Desarrollo Humano
Miembro Cofundadora de ALFA Asociación Latinoamericana de Facilitadores.



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Teléfono: (058) 4241294209
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Reflexiones acerca de la Facilitación de Grupos

La Facilitación de Grupos que les presentamos en este espacio, es una recopilación de mis vivencias como Facilitadora a lo largo de 40 años facilitando grupos en desarrollo humano, donde el protagonista principal es el Grupo y no las técnicas o dinámicas “fantásticas” que ayudan al grupo en su proceso evolutivo. Estas vivencias están en congruencia con las 11 + 1 Competencias ALFA para facilitar procesos de grupo.

Veo la Facilitación de Grupos como una labor mágica y noble, porque tener a un grupo bajo mi responsabilidad involucra tener a cargo varios seres humanos que buscan evolucionar en diferentes aspectos de sí mismos y de su profesión.


Un grupo es mucho más que la suma de sus partes. Cada participante viene con su equipaje acumulado en la trayectoria de sus vidas y al entrar a formar parte de un grupo, se potencia esta energía vivida. A partir de ella, surgen diferentes estadios emocionales que van a contribuir al desarrollo de una sinergia que necesita ser catalizada por el facilitador. El mismo facilitador recibe estímulos que van a resonar en su interior y en sus vivencias y, para que la magia suceda, él/ella necesita una sólida formación, formación que le habilite a confiar en sí mismo y en el grupo que tiene frente a sí. Como facilitadores, somos vulnerables a nuestras propias creencias, valores y emociones y, de no estar preparados, podrían entorpecer el proceso del desarrollo del grupo que nos confiaron.


El facilitador debe reconocer al grupo como un organismo vivo y sistémico, donde la participación de cada uno de sus miembros genera un proceso que él/ella tiene que aprender a leer, escuchar y saber usar. Entender que el grupo crece y evoluciona como un todo, que fluye aun cuando no todos sus miembros crezcan de igual manera. El facilitador, necesita estar focalizado en lo que está sucediendo en el grupo mientras suceden las cosas, no solo en el contenido que ha planificado.


Facilitar es como una sinfonía que ocurre por la participación de todos los instrumentos sonando en su conjunto, no solo en las notas que cada músico debe tocar, es la música del grupo mostrando sus necesidades expresadas en lenguaje propio y no lo que el Facilitador quiere escuchar; es de su habilidad como facilitador para seguir todos estos movimientos que juntos, Grupo y Facilitador, hacen la magia.


Conocer diferentes metodologías y autores que son pilares de la teoría y práctica de la dinámica de grupos es fundamental. Autores como K. Lewin, Didier Anzieu, W. Bion, Cartwright y Zander, Ma. Pilar González, W. Schutz, Fela Moscovici, David Kolb, Pichon-Riviére, Moreno, Carl Rogers, solo para citar algunos.

A continuación comparto algunos de mis aprendizajes para facilitar grupos:

  • Centrarse en las necesidades individuales del Facilitador en lugar de las necesidades del grupo, trae dificultades.
  • Es importante establecer al principio de una sesión un “contrato” formal de trabajo y uno psicológico, que involucre las expectativas del grupo y las mías como Facilitador y lo factible o realizable dentro del tiempo acordado de trabajo;
  • Es importante tener una formación sólida y adecuada para trabajar con grupos, pues cuanto mayor sea la amplitud y profundidad de mi conocimiento, mayor será mi comprensión del proceso del grupo. Como decía K. Lewin “nada es más práctico que una buena teoría”;
  • La riqueza del grupo no está en la técnica, está en el grupo y en sus miembros. La técnica o ejercicio es solamente un medio para facilitar la apertura de un proceso que está latente en este grupo en ese momento;
  • Cómo Facilitador no participo de la reacción emocional del grupo, soy empático y actúo como catalizador, no estoy involucrado en ella, puedo ver la situación desde fuera;
  • Los momentos de silencio del grupo, son un importante aliado para abrirme un espacio de entendimiento de lo que puede estar sucediendo en un nivel más profundo y subjetivo del grupo, no debe asustarme. Si aprendo a escuchar este silencio, el grupo generalmente evoluciona.

Espero haber podido compartir mi visión desde el ángulo de mis experiencias con la facilitación y motivar a que busquen leer y enriquecer su desempeño como Facilitadores aprendiendo cada día.

Miriam Castillo P.

Directora MCP, Desarrollo Humano
Miembro Cofundadora de ALFA Asociación Latinoamericana de Facilitadores.



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Manejo de conductas disociadoras en facilitación

grupo de trabajo

En este artículo la autora comparte algunas reflexiones y recomendaciones sobre cómo actuar frente a conductas disociadoras de los participantes en reuniones y/o talleres, a partir de su experiencia a lo largo de casi 30 años de desempeño como facilitadora.

El término de “conductas disociadoras” hace referencia a comportamientos de uno o varios miembros de un grupo, durante una reunión o taller, que afectan de manera negativa el ambiente de trabajo, la cohesión del grupo, el bienestar de los participantes, el desarrollo de las actividades previstas y con frecuencia, el logro de los objetivos establecidos.


La variedad de comportamientos disruptivos que pueden asumir los participantes, tanto en eventos presenciales como en los virtuales, es muy amplia. Algunos de los más frecuentes son: buscar protagonismo todo el tiempo, buscar dominar o dirigir al grupo, hacer comentarios negativos repetidamente, refutar todo al facilitador/a y/o a los demás participantes, mostrarse como “experto en todo”, interrumpir constantemente, con conversaciones paralelas o ruidos e intentar reiteradamente discutir asuntos que no tienen nada que ver con el proceso.


A partir de mi propia experiencia de casi 30 años como facilitadora, considero que la mejor manera de “manejar” las conductas disociadoras es prevenirlas y creo que esto puede lograrse mediante:

  • La creación de un ambiente seguro y una buena relación con el grupo. Para esto, considero importante: presentarse como un facilitador/a y no como “el/la experto”; proponer el taller como un espacio de construcción colectiva; mostrar empatía y respeto por todos; saber “leer”, conducir e integrar al grupo y facilitar el desarrollo de sinergias.
  • El esclarecimiento de las expectativas de las personas sobre el trabajo a realizar y su grado de correspondencia con los objetivos y diseño del taller.
  • La definición con el grupo de metas claras y concretas, que le den un sentido al evento y promuevan la participación activa de todos para alcanzarlas.
  • La construcción de “reglas del juego” claras y velar porque se acepten y se cumplan.
  • La claridad sobre el rol del facilitador, para evitar que algunos participantes esperen de él o ella intervenciones diferentes a la facilitación del proceso, como por ejemplo, que les dé las soluciones a sus problemas.
  • La investigación previa, y el manejo apropiado desde el diseño y durante el evento, de posibles “agendas ocultas”, o de dificultades particulares en la situación del grupo, y/o en las relaciones entre sus miembros.
  • La realización de actividades que permitan “romper el hielo”, o disminuir la tensión en ciertos momentos para evitar posibles resistencias o temores, generar un ambiente seguro y facilitar la participación de todos.


Si no ha sido efectiva la prevención y se presentan conductas disociadoras, es preciso comenzar por entender el origen de éstas. Como ya se dijo, la actitud del facilitador/a tiene un gran impacto sobre el grupo y por ello debe preguntarse a sí mismo si está haciendo -o dejando de hacer- algo que contribuya o genere estos comportamientos. Por ejemplo: ¿Estoy hablando demasiado, o tratando de sentirme importante? – ¿Puede el grupo sentirse amenazado por mí de alguna manera? – ¿Uso un estilo de facilitación y/o una metodología inadecuados para el grupo? – ¿Está ocurriendo en el grupo algo que yo no esté percibiendo? – ¿Estoy consciente de cómo me impactan estos comportamientos y reacciono apropiadamente frente a ellos?


La respuesta honesta a estas preguntas ofrecerá al facilitador/a excelentes elementos para propiciar cambios positivos en las conductas de los participantes al cambiar él/ella mismo las suyas.


Por último, también suelen ser útiles estrategias como: agradecer y re-enmarcar la participación del “protagonista”; pedir una colaboración especial de parte de esa persona; hablar en privado con ella/él; hacer silencio ante las interrupciones; estimular la participación de otras personas; asignar trabajos en parejas o pequeños grupos y recordar las “reglas del juego” en forma amable y firme.

Ximena Combariza Echeverri
Psicóloga, MSc en Recursos Humanos, facilitadora certificada, docente y consultora organizacional en temas de desarrollo humano. Socia fundadora de ALFA.
Presidenta de Global Facilitators Serving Communities – GFSC.


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La facilitación y la creatividad van de la mano

Foto de mariposa ilustrando creatividad

El tema que traemos a este espacio es un tema apasionante que está presente en nuestro día a día y en todos los quehaceres del ser humano y es el tema de la CREATIVIDAD y, particularmente, la especie de alianza entre Facilitación y Creatividad que es una de las 11+1 Competencias de Facilitación de ALFA: Estimular y potenciar la Creatividad.

La Creatividad es un tema complejo que cuenta con mucha literatura e investigaciones. También es un tema que ha sido objeto de muchas creencias, como por ejemplo la creencia de que la creatividad es solo para seres privilegiados (artistas, poetas, escritores, inventores, etc.), lo cual es un mito, ya que está demostrado que todos los seres humanos cuentan con ese talento.


Sin embargo, surge la pregunta: ¿La creatividad es innata o se aprende? Y la respuesta es “SI”: La Creatividad es innata y se aprende. Gracias al aporte de la Neurociencia conocemos más acerca de nuestro cerebro y sabemos que la creatividad es innata, es decir, todo ser humano cuenta con esa capacidad de la cual muchas veces no está consciente. Por otro lado, la creatividad se aprende y a través de diferentes técnicas se puede estimular y desarrollar todo ese potencial creativo.


De esta manera es indiscutible el rol del facilitador/a para estimular y ayudar a las personas a sacar su potencial creativo, brindándoles las condiciones adecuadas y creando la sinergia “facilitador/a-individuo-grupo” para que aflore la creatividad individual y grupal; es en esta sinergia que el papel del facilitador/a resulta fundamental al propiciar un ambiente de distensión, de flexibilidad, de seguridad y confianza, y reconociendo la diversidad de talentos y las diferencias individuales, las diferentes percepciones de cada uno de los participantes en una dinámica grupal donde emerja la creatividad.


Como podemos ver la Facilitación y la Creatividad van de la mano, se crea una alianza, porque el facilitador/a ayuda a la persona o grupo a despertar el potencial, a despertar la curiosidad, a confiar en sí mismo y ver posibilidades donde nadie las ve y, lo más importante, cultiva una actitud positiva ante lo desconocido. El Facilitador/a invita a cruzar el puente de lo conocido para salir de la zona de confort y abrirse hacia nuevos paradigmas, ayuda a soltar las barreras hacia la apertura mental y ayuda a remover los enemigos de la creatividad: los juicios, las creencias, el miedo a cometer errores, el temor a equivocarse y la crítica.


Gracias a la Neurociencia los facilitadores/a comprenden mejor el funcionamiento del cerebro y el comportamiento de los diferentes cuadrantes hemisféricos (derecho/izquierdo) donde “reside” la creatividad dando lugar a la creación de una amplia gama de técnicas que le permiten al facilitador/a ayudar al individuo y al grupo a fluir y sumergirse en el proceso creativo.


En próximas entregas de ALFAblog te compartiremos algunas técnicas creativas, así como experiencias de nuestros facilitadores/as sobre sus mejores prácticas para estimular la creatividad.

Susana M. Castillo P.
Psicóloga/Facilitadora/Coach
Miembro Fundadora de ALFA



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¿Todos los perros son mamíferos?

Todos los perros son mamiferos

Este artículo plantea una interesante comparación metafórica entre varias profesiones de ayuda alrededor de la facilitación como profesión emergente.

Lo que expongo en este artículo son algunas ideas que he adoptado en mi proceso de aprendizaje de ser facilitador a lo largo de 34 años de ejercicio profesional.

Explicar por qué, aunque todos los perros son mamíferos y no todos los mamíferos son perros, es una forma simplista de intentar clarificar en el universo amplísimo de nuestro oficio, que todos los facilitadores pueden desempeñar cargos de coaches, o capacitadores, o conductores de grupos o conferencistas, pero no todos quienes desempeñan estos cargos son necesariamente facilitadores.

Cada uno de estos especialistas deberá desarrollar habilidades específicas dentro de su práctica. Posiblemente el coach personal no requiera las habilidades didácticas de un capacitador o de un conferencista master trainer y entrenador de entrenadores, como ahora me llaman, cuando yo me definía a mí mismo como instructor de capacitación, pero ambos profesionales compartimos el fin y el objetivo último, que es, en palabras de San Juan Pablo II, “el desarrollo de toda la persona y de todas las personas”.

Incluso, van surgiendo con el cambio de era que vivimos, nuevas especializaciones, como la de Conselor y Consultant, que puede traducirse como consejero y consultor respectivamente y que no se maneja en el contexto hispanoamericano. Y si con los consultores, digna profesión, nos metemos, los hay de todos tipos: de desarrollo humano, legales, fiscales, etc.

Una curiosa experiencia personal es que, hace algún tiempo, buscando trabajo como Capacitador Entrenador, me llegaron ofertas como entrenador de acondicionamiento físico, o el también muy respetable trabajo, de facilitador vendedor, experto en venta de libros y enciclopedias de puerta en puerta que por supuesto no es mi vocación.

Todos aquellos que dicen que enseñan no son, en mi opinión, facilitadores si carecen de las competencias facilitadoras. ¿Quién no recuerda a ese mal maestro de escuela que, falto de habilidades didácticas tenía como único objetivo exponer su tema y reprobar a medio grupo para hacerse sentir superior a sus alumnos?

No todos los profesionales dedicados al área de formación poseen las competencias facilitadoras que lo acrediten como tal. De entre los varios modelos de Competencias Facilitadoras en este artículo hago referencia a las asumidas por ALFA conocidas como las 11+1 Competencias Facilitadoras, a saber:

  1. Autogestionar el Desarrollo
  2. Planificar participativamente
  3. Lograr confianza y credibilidad
  4. Gerenciar los recursos
  5. Guiar el proceso grupal
  6. Favorecer la comunicación
  7. Estimular la participación
  8. Promover la toma de decisiones
  9. Estimular la creatividad
  10. Manejar las conductas disociadoras
  11. Propiciar reflexiones y compromisos
    11+1 Fluir con el proceso

En la sección de recursos de este sitio web, podrá ver videos de cada una de estas competencias, acompañados de gráficos explicativos:

Pero ¿Qué es la Facilitación? Tomo de los documentos de ALFA una idea central:1

“La facilitación es una disciplina emergente de las ciencias sociales, que comparte medios y fines con diversas disciplinas profesionales, cuyo rasgo distintivo es movilizar procesos personales, grupales y organizacionales, de manera sostenida y sostenible en el tiempo

Entonces auto-corrijo y reescribo ahora, que el Facilitador o Facilitadora , es un profesional que desarrolla estas competencias para hacer más fácil el proceso de crecimiento personal o de un grupo, con herramientas de trabajo desarrolladas metodológicamente, de conformidad a cada especialidad.

Ensayar otras definiciones me resulta complicado.

Será a través del diálogo y el Encuentro que ALFA promueve, que tal vez, algún día, cuando dejemos de ser emergentes, descubramos, como facilitadores, qué clase de perros somos.

Notas:

  1. Del Programa de Formación Básica de Facilitadores ALFA.

Autor:

Bernardo J Ruiz Barrera
Director fundador de Cromática Facilitadores LA
Socio de ALFA Asociación Latinoamericana de Facilitadores

Datos de contacto y redes:

Dirección:León, México
Teléfono: +52 1 477 111 1155
Correo: lbjruis@yahooo.com

“De facilitador de experiencias «In Situ» a facilitador de experiencias virtuales»

Arte- Facilitador In Situ

Planteamos una reflexión de actualidad en torno a las nuevas prácticas que han llegado como consecuencia de la Pandemia por el Covid-19. Lo coyuntural del Teletrabajo ya se torna estructural. Pasar de las experiencias “in situ” o presenciales a las experiencias “virtuales” o remotas deja de ser una opción. ¿Estamos los Facilitadores/as preparados para ese cambio?¿Qué de lo esencial de nuestra practica facilitadora ponemos en juego?

Heme en mi actitud introspectiva usual a punto de iniciar una reflexión acerca del cambio inminente ante el momento histórico y las circunstancias actuales.

Siempre hemos sabido que el cambio es una constante y que todo, absolutamente todo está en un continuo devenir, si, la diferencia en éste momento, siento, es la velocidad con la cual están ocurriendo los acontecimientos, acontecimientos que nos han colocado en hacer las cosas de una manera diferente “temporariamente”, según, como parte del resultado de lo que de alguna manera ya se venía gestando para esta época y de lo que se ha dado a llamar cambio de era, era caracterizada por avances científicos y tecnológicos que hemos tenido que asimilar para desempeñarnos de manera efectiva en el hacer que hemos elegido y poder acompasarnos a los tiempos modernos.

La facilitación de procesos humanos (individual y colectivamente) a través de actividades como la consultoría, la asesoría, el coaching, la mentoría, la orientación psicológica, las terapias, la capacitación o la educación formal deberán redefinir en este momento y en un futuro cercano sus líneas de acción; la realidad día a día nos está configurando un nuevo contexto de actuación, lo que estamos viviendo en nuestras maneras de hacer aparenta quedarse, el teletrabajo ya llegó, lo que no sabemos es si se marchará o se quedará haciendo vida entre nosotros.

Todos los que hemos sido participes de una realidad anterior, en la que hemos cocreado junto a empresas, instituciones, colegios, universidades, entes, agrupaciones sociales, entre otros hemos experimentado al fenómeno humano de cerca, con todas sus cargas, su historia, su cultura, su idiosincrasia, su manera, su sentir, su hacer; hemos sido testigos de su crecimiento y también hemos vivido con ellos nuestra propia transformación profesional y humana, con ellos, nuestro ser también ha evolucionado a través del manejo de su mayor capital: el humano.

Quienes nos hemos desempeñado como “Facilitador/a” nos estamos haciendo muchas preguntas.

En este momento nuestro SER facilitador está siendo movilizado, tocado, llamado de muchas maneras según sea nuestra especialidad: en primer lugar está el llamado del servicio, a apoyar o a asistir u orientar a las masas en el uso de sus propios recursos para contribuir en aquello de mantenernos sanos y generar salud de forma integral; por otro lado a seguir educando, formando, como una iniciativa que genera oportunidad de crecimiento y desarrollo pero ahora en el marco de las circunstancias. Todo ello desde el reducido espacio de una cámara de cualquiera de los dispositivos y/o equipos con los que contamos para acceder a contactar con la otredad y asistirle y/o capacitarle o educarle en aquello en lo que ya hemos alcanzado altos niveles de competencia y en lo que por experiencia nos certifica responsablemente como expertos, y en cuyo manejo de tales medios y dispositivos ya estamos lo bastante iniciados.

Ciertamente, hasta hace poco y de manera emergente nos habíamos visto impulsados en nuestro quehacer a crear y compartir en línea de manera eventual, con cierta periodicidad o de manera mixta, lo que llaman ahora en tecnologías de la información y comunicación (TIC) el e-learning o blended-learning, así mismo celebrar reuniones en tiempo real y a distancia, tema nada imposible con la disposición y el uso de las bondades de la tecnología. Todo facilitador “moderno”, “actualizado” no podía dejar de lado el uso de tales herramientas y evadir el desafío de mantenerse al día, pues las mismas circunstancias y rutinas lo iban conduciendo ya a lo que hoy estamos viviendo a plenitud y de manera vertiginosa: La bien llamada era de la información y la tecnología, por demás empalagosa y adictiva para nuestros egos deseosos de desafío y apego a la modernidad.

Pero hoy después de más de dos meses de detenimiento global, llevando el mayor tiempo ahora en nuestras casas, es mucho lo que comenzamos a extrañar y que ha dejado de ser. Nuestras prácticas “In situ” han desaparecido momentáneamente, entendiendo eso como el lugar al que acudíamos a encontrarnos con la gente, a estrechar manos, dar bienvenidas, iniciar caldeamientos para abrir sesiones de aprendizaje, generar acercamientos, co construir el conocimiento de manera grupal, asistir al juego; a lo lúdico para hacer que aparecieran los verdaderos yoes, la espontaneidad, la imaginación y la magia; hacer dinámicas interactivas, confrontar, reír, integrar y cerrar gestales; aterrizar y cerrar cognitiva y afectivamente con acciones que sabríamos contribuirían a enriquecer la experiencia y el cumulo de conocimientos traídos por los protagonistas del proceso, eso sin contar con todo lo que esas actividades aluden inevitablemente al contacto físico, y a juzgar por lo que reporta el cuerpo a entera satisfacción de quienes acudían a nuestros encuentros después de finalizar la jornada, momento en el cual experimentábamos el zenit del proceso conducido y dábamos por satisfecha nuestra entrega. Tal detenimiento ha dado paso a una interacción volcada y avasallante hacia el consumo y manejo de la cosa tecnológica con implicaciones que son propicias de observar con cautela al disminuir el contacto humano para la vida.

La tecnología hoy ha tocado nuestro ser y nos ha puesto a repensar en nuestras prácticas. Hoy debe preocuparnos el hecho de poder perder el espacio cálido que nos da la cercanía y el trato directo, lo que genera el movimiento, la respiración, el contacto visual, el tocarnos, la risa producto de las picardías y complicidades grupales. La formación es un proceso humano que implica atención y cuidado. Del cómo lo hagamos devendrá el humano de las futuras generaciones y no es sino a esta generación a la que pertenecemos a la que le corresponde crear un precedente. Pensemos pues en ello y ocupémonos de lo realmente esencial haciendo lo propio frente al contexto avasallante que se nos ha presentado con las circunstancias. Mucho que pensar, reflexionar, crear y actuar.

¿De facilitador de experiencias “In situ” a facilitador de experiencias virtuales… uno? ¿El otro? ¿O ambos coexistiendo en equilibrio? ¿Qué es necesario conservar? ¿Qué si es necesario e importante cambiar? Y ¿Cómo hacerlo? ¿Es ahora o cuándo? Y ¿si no nosotros? Entonces ¿Quiénes?

Autora:

Bettsy M. Martinez C.
Educadora/Facilitadora/Coach

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Teléfono: 058 4166159349
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Contratar a un facilitador/a ¿Gasto o inversión?

Artículo Contratar un facilitador

El presente artículo destaca los factores de valor que la Facilitación le aporta a la Empresa u Organización por tanto sirve de guía para la toma de decisiones gerenciales sobre un aspecto crucial en el Desarrollo Organizacional buscando responder la pregunta ¿Contratar un Facilitador es una inversión o un gasto?.

¿Eres de los que piensan que contratar a un Facilitador Profesional es un gasto para tu Empresa? Si sigues leyendo estoy segura que cambiaras de idea.

Cada día se reconoce más la importancia de invertir en un Facilitador Profesional para el manejo de los procesos personales, grupales u organizacionales que se dan en los distintos espacios humanos: reuniones, asambleas, mesas de resolución de conflictos y negociación, encuentros de aprendizaje, recuperación psicosocial post crisis y desastres por citar los más importantes.

La facilitación es una práctica milenaria que nace con la humanidad, es decir, siempre han existido “facilitadores”. La frase “Para conducir a la gente camina detrás de ellos” de Lao-Tse data del IV a.c, y mantiene vigente la esencia de la facilitación que es apoyar los cambios y transformaciones de las personas, grupos u organizaciones potenciando sus recursos y optimizando el proceso grupal para el logro de resultados sinérgicos.

Hoy por hoy la facilitación es una profesión emergente que se construye día a día a sí misma en base a innovaciones e intercambio de experiencias pudiendo dar cuenta de un cuerpo de principios, valores, metodologías y buenas prácticas, donde destacan las competencias facilitadoras que permiten valorar el desempeño del facilitador, retroalimentar las fortalezas y necesidades de su desarrollo y generar confianza en el cliente al saber que existen criterios claros para seleccionar profesionales de la Facilitación que conocen su ejercicio.

Se le reconoce a la Facilitación su capacidad de hacer que personas, grupos, organizaciones y comunidades asuman sus retos de manera más eficiente, participativa y colaborativa logrando más y mejores resultados en menor tiempo y a un menor costo psico-social, todo ello por supuesto si se cuenta con un facilitador experto en procesos humanos capaz de crear climas de respeto, seguridad y confianza, usar métodos y herramientas de manera responsable en función de las necesidades y requerimientos de su sistema-cliente quien además agregará valor a la cultura organizacional al modelar buenas prácticas de comunicación, creatividad, compromiso, toma de decisiones y manejo de conflictos.

En definitiva, el Facilitador Profesional contribuye a:

  • Optimizar el tiempo del grupo.
  • Lograr participaciones productivas.
  • Estimular el talento individual y grupal.
  • Orientar el aprendizaje organizacional y la gestión del conocimiento.
  • Arribar a decisiones consensuadas con resultados concretos basados en el compromiso.
  • Desarrollar la inteligencia grupal para abordar conflictos de manera sinérgica.

Te invito a valorar estos retornos intangibles al momento de decidir la posibilidad de contratar los servicios de un Facilitador Profesional para tu Empresa….Y de nuevo la pregunta ¿Eres de los que piensan que contratar a un Facilitador Profesional es un gasto o una inversión para tu Empresa? Luego de las ventajas que te he presentado estoy segura que comenzaras a mirar la Facilitación como una Inversión Empresarial.

Autora:

Miriam Castillo P.
Directora MCP, Desarrollo Humano
Miembro Cofundadora de ALFA Asociación Latinoamericana de Facilitadores.

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Dirección: Av. Victoria. Ed. Paterdam. Las Acacias. Caracas-Venezuela
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¿Para qué un Blog de ALFA sobre Facilitación?

Equipo completo ALFA en el 6ELF

Este artículo presenta las principales razones que animan la publicación del blog sobre facilitación de ALFA.

Si de antemano supieran que ALFA1 es una asociación de facilitadores profesionales apasionados por acompañar, con su amplia experiencia y conocimientos, la movilización de procesos personales, grupales u organizacionales orientados al desarrollo integral, sea este al nivel individual, grupal u organizacional, la respuesta podría parecer evidente.

O quizás si no estuvieran muy al tanto de qué es la “facilitación”, nuestro querido Google podría venir al rescate con varias definiciones, por ejemplo, “que la facilitación es una acción de facilitar una cosa”, “que la facilitación es un término que se aplica en ecología” y esta otra que habla de la facilitación como una disciplina que se nutre de varias ciencias sociales; y aún más, encontramos una definición que se refiere a “facilitación comercial”.

¿Qué hacer con tantas definiciones tan variadas? Si, por ejemplo, anduviéramos buscando apoyo para nuestro equipo de trabajo ¿cómo saber cuál de todas esas entradas es la adecuada para decidir si alguno de los miembros de ALFA puede ayudarnos en nuestro proyecto? O si fuéramos un facilitador profesional o firma consultora ¿cómo decidir si nos conviene afiliarnos a ALFA para aprovechar los múltiples recursos que ALFA pone a disposición de sus afiliados y socios? Y si simplemente estuviéramos buscando forjar alianzas con ALFA como asociación o con facilitadores afines a nuestros intereses ¿cómo decidir si ALFA o sus miembros podrían ser afines a nuestros intereses profesionales?

El blog de ALFA justamente busca responder a esta clase de preguntas, en línea con uno de los cuatro objetivos estratégicos que se planteó ALFA desde su creación en el 2010, en Cochabamba, Bolivia, a saber: Gestionar el conocimiento alcanzado en la región en el ámbito de facilitación.

Al respecto nos cuenta una de los socios fundadores de ALFA, la psicóloga venezolana Miriam Castillo P., lo siguiente:

“Desde 1999, con los primeros encuentros en la región, y a partir del trabajo de construcción colectiva para definir las Competencias Facilitadoras para América Latina2, vislumbramos la posibilidad de conformar una asociación de facilitadores que integrara las visiones y las prácticas de una facilitación con rostro latinoamericano, sueño que se concretó en el año 2010 en Cochabamba-Bolivia. Hoy ALFA es un espacio vivo y de referencia para todos y todas los facilitadores/as Latinoamericanos.”3

Construyendo sobre ese espacio, este blog titulado ALFAblog©, sale hoy a la luz con el claro propósito de promover la difusión permanente de artículos de interés escritos por nuestros asociados, afiliados y colegas invitados del área de la facilitación y otras disciplinas afines (consultoría, coaching y mentoría, entre otros) los cuales contribuyan a la gestión del conocimiento, profesionalización y actualización en la materia. Todo ello apuntando a que juntos podamos:

  1. Generar comunidades de saberes y de buenas prácticas facilitadoras en América Latina.
  2. Gestionar el conocimiento sobre el rol que desempeña la facilitadora/facilitador en América Latina.
  3. Intercambiar saberes, metodologías y experiencias aplicadas a los diferentes ámbitos de la facilitación.
    Te preguntamos ahora a ti: ¿Te gustaría sumarte a estos objetivos?

¡Te invitamos, desde ya, a caminar y a forjar con ALFA esta nueva ruta! Quedamos a la espera de tus comentarios y de todas tus ideas sobre cómo enriquecer y fortalecer esta facilitación que soñamos latinoamericana. Juntos podremos caminar más rápido en dirección a materializar los sueños y aspiraciones de cada uno y todos los habitantes de nuestra región.

Miriam Castillo P., Susana Castillo P., y Christel Steinvorth F.
Comité Artículos ALFAblog©

Notas pie de página:

  1. “ALFA es una asociación civil sin fines de lucro que tiene como propósito el desarrollo y la aplicación del arte y la ciencia de la facilitación, como medio para el desarrollo humano y la transformación social. Creada en el año 2010 reúne a facilitadores profesionales de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.” (Ver referencia en la nota de pie de página 3).
  2. www.amauta.org
  3. Miriam P. Castillo et al: “Justificación artículos ALFAblog©”, pág. 1. 2020

Comité Artículos ALFAblog©

El Comité de Artículos ALFAblog© tiene como finalidad promover la difusión permanente de artículos sobre el arte y ciencia de la facilitación que contribuyan a la profesionalización, actualización y gestión del conocimiento en la materia. Los artículos son escritos por los miembros de ALFA (asociados y afiliados) y por invitados en el área de la facilitación y otras disciplinas afines (consultoría, coaching y mentoría, entre otros). El Comité de Artículos ALFAblog© está conformado por Miriam Castillo P., Susana Castillo P. y Christel Steinvorth F., socias de ALFA. A continuación presentamos una reseña biográfica de ellas:

Miriam Castillo P.

Psicóloga social (UCV), Terapeuta Transaccional y Especialista en Dinámica de Grupos. Certificada como facilitadora para América Latina por Amauta llc, con Diplomado en Coaching y en Dramaturgia.

Miembro de la Asociación Venezolana de Psicología Social, de la Federación Venezolana de Psicólogos. Tallerista internacional creadora de la Técnica de Estrés Responsable para alcanzar niveles óptimos de estrés.

Se ha dedicado por más de treinta años a la Práctica Terapéutica, a la Facilitación y al Coaching usando estrategias integrativas.

Directora fundadora de MCP, Desarrollo Humano.

Sitio web: www.mcpdesarrollo.com
Correo: miriancas@gmail.com

Susana Castillo P.

Psicóloga, Life Coach, Consultora Organizacional


Facilitadora con experiencia en diversas áreas relacionadas con Recursos Humanos, Desarrollo Personal, Procesos grupales y organizacionales y Psicoterapia Gestalt.


Socia de Asociación Latinoamericana de Facilitadores, ALFA; Miembro de la organización social Psicólogos sin Fronteras.

Miembro de la Asociación Venezolana de Coaching Profesional, AVECOP.

Sitio web: www.mcpdesarrollo.com
Correo: hosumi19@gmail.com

Christel Steinvorth Fernández

Christel Steinvorth F

Consultora y facilitadora, con más de 20 años de experiencia internacional en las áreas de formación, gestión de conocimiento y desarrollo organizacional.

Tiene una Maestría en Filosofía de Georgetown University y es Licenciada en Filosofía por la Universidad de Costa Rica. Certificada como Especialista en Formación y en Diseño de Intervenciones de Aprendizaje por la Georgetown University y en el área de Gestión del Conocimiento por el International Institute of Knowledge Management.

Está asociada a ALFA desde el 2012 y es miembro de su equipo coordinador.

Correo: christelsteinvorth@gmail.com